Las medias de gracia

Érase una vez un misionero estadounidense, recién llegado a un país en América Latina para ser profesor en un seminario. Le asignaron un curso sobre doctrina wesleyana, y con entusiasmo se preparó. Había estudiado español, pero no lo dominaba aún. El primer día de clases comenzó a hablar de las muchas formas que Juan Wesley promovía para servir a Dios. Se sentía cómodo con la enseñanza, pero al rato vio que algunos estudiantes tapaban sus bocas para sofocar cierta risilla. Perplejo, el misionero dejó de enseñar y les preguntó, "Hermanos, ¿está todo bien?" Una hermana, con una sonrisa entre humor y empatía, le replicó, "Profe, usted no está diciendo 'los medios de gracia' de Wesley, sino 'las medias de gracia'". Ahí se soltó la carcajada, y por dicha el profesor lo tomó con buen humor. Nunca más diría "medias de gracia."

Yo estaba pensando en esta anécdota hace poco (y consta que no fui yo, aunque seguro en mis primeros años de misionero y profesor hablé mal muchas veces), y me di cuenta que de alguna forma, los medios de gracia que Wesley receta, son como las medias o los calcetines que nos ponemos cada día. Pero primero, refresquemos la memoria: ¿qué quiere decir Wesley con "los medios de gracia"? (Él habla de los medios de gracia en muchas ocasiones, pero en particular en un sermón que lleva el mismo nombre, el Sermón 16, descargable aquí.) Para Wesley, la gracia de Dios demostrada en la Cruz viene sin condiciones. Es solo la gracia libre de Dios, sin mérito humano, que nos salva del pecado y nos da la vida eterna. Pero Dios también quiere que crezcamos en esa gracia, que la tomemos cada día más como nuestra, dejando que nos transforme en la misma imagen de Cristo. Para ayudar con esto, Dios nos regala una larga lista de prácticas y hábitos. En tiempos de Wesley, estos se llamaban "los medios de gracia." Eran (aún son) muchos y muy variados, y por lo general se dividen en dos tipos: obras de piedad y obras de misericordia. A saber: leer, estudiar, y meditar en la Palabra; orar; ayunar; asistir al culto con otros cristianos; comulgar con frecuencia; evangelizar; visitar a los enfermos; dar comida y ayuda a los necesitados; visitar a los encarcelados; promover la justicia social; condenar la corrupción; y muchos más.

Otra vez, la idea de los medios de gracia no es que se junten a la obra de Cristo en la Cruz, o que se usen para mantener "un saldo positivo" en alguna cuenta con Dios. Wesley está claro en que no tienen valor en sí, sino que funcionan solo cuando están subordinados al Espíritu Santo. Es decir, son ayudas, instrumentos y mecanismos por medio de los cuales el Espíritu Santo nos ayuda a servir mejor al Dios que nos salvó. En palabras de Wesley, son "los canales ordinarios" para comunicar la gracia de Dios. Son deberes alegres, nuestro pan de cada día. Podemos ignorarlos o menospreciarlos, eso sí, pero el resultado será rápido y claro: baja salud espiritual y poco crecimiento.

Ahora podemos volver a las famosas medias. Salvo los dichosos que viven cerca de alguna playa, casi todos nos ponemos medias cada día. Algunas son deportivas, otras más formales. Algunas tiene patrones o colores; otras son blancas o negras. Algunas son más cómodas al ponerse, otras aprietan un poco. Pero todos los días, en algún momento, nos ponemos medias, muchas veces sin pensarlo. Y nos las ponemos antes de ponernos los zapatos. O sea, antes de caminar en el mundo, nos hemos vestido con medias. Son soporte esencial para el caminar diario. Igual pasa con los medios de gracia. Los medios que acabamos de mencionar, en alguna forma u otra, en algún momento u otro, deben ser algo que practicamos cada día. Los practicamos aun antes de salir de la casa, preparándonos para el día venidero. Luego son un soporte en nuestro caminar en el mundo, el trabajo, la iglesia, etc. Algunos nos harán sentir bien, otros nos irritarán al principio. Pero todos pueden ser un hábito regular y todos nos ayudarán a crecer y caminar según la imagen de Cristo.

Así que, la próxima vez que usted se ponga medias, pregúntese, "¿Cuál medio de gracia he practicado hoy? Y ¿cuál medio puedo practicar ahora que me pongo de pie?" Ore al Espíritu, y Él le enseñará los medios requeridos para el caminar particular de hoy.

Anterior
Anterior

La navaja suiza del Espíritu

Siguiente
Siguiente

El cáncer del chisme