Pentecostés: El Espíritu que forma el Cuerpo
Este domingo 31 de mayo es el Domingo de Pentecostés, la celebración del evento milagroso, narrado en Hechos 2, no de la llegada del Espíritu Santo por primera vez, pero sí de su llegada para morar de manera generalizada en los corazones de los seguidores de Cristo. Es la fecha clave en el año cuando celebramos la persona y obra del Espíritu Santo. Como el Espíritu ahora estaba de manera permanente entre los creyentes, y como cientos de convertidos se unieron a los apóstoles durante las semanas siguientes, se celebra esta fecha también como "el cumpleaños de la Iglesia."
Ahora, uno de los puntos fuertes del movimiento wesleyano es su énfasis en los varios ministerios del Espíritu. Juan Wesley predicaba que para los creyentes, era de esperarse que el Espíritu les convenciera de sus pecados, les facilitara el nuevo nacimiento, les influyera en su caminar con Cristo, y les asegurara de su salvación. Pero tal vez por enfatizar tanto estos trabajos en el individuo, se habla menos de la influencia del Espíritu en la vida de la iglesia, su trabajo en la comunidad de fe. Porque el Espíritu Santo tomó un puño de apóstoles de Jesús y les agregó una multitud, luego tomó esa multitud y la organizó en una iglesia, y por último seguía (y sigue) trabajando para defender, fortalecer, corregir, y guiar esa iglesia.
A lo largo de la historia cristiana, han habido personas que menosprecian la iglesia, que solo señalan sus errores e hipocresía, su torpeza y lentitud. Estas personas han preferido ir como "el llanero solitario," caminando solo con Jesús, dejando atrás los vínculos incómodos que atan un creyente a otro. A veces alegan que este estado solitario les aclara la visión y les permite escuchar más finamente al Espíritu Santo y manifestar mejor sus dones. Para gente así la vida más "espiritual" es una vida sin comunidad.
A lo cual Wesley replica así: "'Santos solitarios' es una frase tan inconsistente con los evangelios como 'adúlteros santos'. El evangelio de Cristo no conoce ninguna religión sino la religión social, ninguna santidad sino la santidad social" (Prefacio a las obras poéticas). Para Wesley, una de las obras que Cristo le encarga al Espíritu Santo es la formación y defensa de la iglesia universal. Usted sí importa como individuo, yo sí importo como individuo...pero no podemos vivir sin la iglesia. La iglesia es nuestra escuela, donde aprendemos lo esencial para la fe y vida y nos estimulamos en santidad. La iglesia es nuestra familia, donde desconocidos se convierten en hermanos y hermanas que dan y reciben amor. La iglesia es nuestro hospital, donde acudimos para ser sanados de los golpes de la vida. Nadie puede cumplir con estas funciones solo.
En esta fecha de Pentecostés, recordemos y celebremos un aspecto central de la obra del Espíritu Santo: la formación de la Iglesia de Cristo. Si queremos ser verdaderamente "espirituales," debemos valorarla, defenderla, a veces sí aguantarla, y siempre trabajar para que ella se perfeccione, nunca dejando atrás la tarea de traer más personas a sus puertas.